¿Con qué elementos contamos como familia para trabajar en llave con los ambientes de aprendizaje?
El Decreto Número 0459 de 2024 cuyo objetivo es reglamentar la participación de las familias en los procesos educativos de los establecimientos educativos oficiales y no oficiales, de educación preescolar, básica y media, con el fin de promover el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes.
La participación de la comunidad educativa en la dirección de las instituciones de educación se promueve a través de varios mecanismos, como se establece en el Decreto Número 0459 de 2024:
1. La Ley 115 de 1994 reconoce a la familia como parte de la comunidad educativa, permitiéndole participar en el diseño, ejecución y evaluación del Proyecto Educativo Institucional (PEI)
2. Madres, padres y cuidadores tienen la responsabilidad de participar en asociaciones de padres de familia, buscar orientación sobre la educación de sus hijas e hijos y participar en instancias como el Consejo Directivo para velar por la adecuada prestación del servicio educativo.
3. Se establecen compromisos anuales con las familias, se promueve la comunicación y motivación para su participación, y se realizan jornadas de trabajo colectivo para construir propuestas participativas.
Estos mecanismos buscan fortalecer la participación de la comunidad educativa, incluyendo a las familias, en la dirección y gestión de las instituciones educativas para garantizar un desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes.
Hay muchos caminos para trabajar aliados con las directivas, las y los docentes del ambiente de aprendizaje, pero queremos explorar con ustedes algunos elementos que facilitan el trabajar en llave con ambientes de aprendizaje, como los ingredientes básicos.
Para trabajar de la mano con el ambiente de aprendizaje contamos con los elementos que mencionamos a continuación. Para profundizar da clic en cada uno, allí contamos qué podemos hacer como familia para poner en acción estos elementos.
Nuestras hijas e hijos son un gran tesoro, de nuestro cuidado y apoyo depende su comportamiento cuando sean adultos. La visión es esa mirada al futuro: ¿Cómo te imaginas a tu hija cuando tenga 20 años? Podemos tener muchas ilusiones e ideas y es importante que esa visión la compartamos con las niñas y niños y con el colegio. La pregunta que se puede hacer es: ¿Qué esperamos del futuro de estas niñas, niños y adolescentes al terminar el proceso escolar?
Esta visión responde a aquello que las y los docentes y las familias se plantean como objetivo al cierre de una etapa estudiantil. Puede ser al finalizar el año escolar, al culminar una etapa o cuando los estudiantes se gradúan. Inclusive, podemos ser más ambiciosos y pensarnos qué será de nuestros hijos a lo largo de su vida. Soñar un futuro para ellos.
Tener una visión compartida entre escuela y familia es el punto de partida para una alianza afectiva y efectiva, lo que quiere decir que queremos amorosamente que nuestras hijas e hijos sean extraordinarias personas. Esta visión debe ser definida en conjunto entre nosotros como madres, padres o cuidadores y los miembros de la comunidad educativa a partir del interés común por el desarrollo, aprendizaje y bienestar de los estudiantes. Además, debe revisarse y renovarse cada determinado tiempo (por ejemplo, anualmente) e involucrar aspectos diferentes de acuerdo con la etapa de desarrollo de los estudiantes. La visión se revisa teniendo en cuenta las necesidades de la sociedad, el proyecto que se tiene de comunidad, los retos que se presentan en la vida y los intereses propios de las niñas, niños y adolescentes, que van cambiando a medida que van creciendo.
Tener una visión compartida y concretar en equipo con metas claras, medibles y alcanzables genera vínculos y el reconocimiento mutuo como parte de una comunidad educativa que se enriquece con el aporte de cada uno de sus miembros en beneficio del desarrollo de los estudiantes.
Puedes proponer al colegio que propicie una conversación sobre este tema: el inicio del año escolar es un buen momento para tenerla.
Te presentamos algunas ideas que pueden servir para propiciar el desarrollo de una visión compartida en el ambiente de aprendizaje:
Preguntarnos, por ejemplo, ¿qué quiere lograr nuestra hija o hijo como estudiante en este año escolar?, ¿qué queremos que logren/mejoren/fortalezcan nuestras hijas e hijos este año/semestre/ciclo? (una alimentación más saludable, un mejor desempeño académico, mejores relaciones entre compañeros, etc.).
Plantear reflexiones sobre el sentido que tienen esas metas para todos y asegurarse que respondemos a diversas necesidades de la comunidad escolar. Por ejemplo, ¿por qué ese aspecto o esos aspectos son importantes para nuestras hijas e hijos?, ¿por qué son importantes para nosotros? ¿Qué debemos hacer para que el ambiente de aprendizaje sea inclusivo para todos los niños?
Asistir a los espacios de participación que ofrece el ambiente de aprendizaje.
Involucrar a las y los estudiantes es clave. Desde el principio deben ser parte activa de esta visión compartida entre familias y ambiente de aprendizaje, por lo que es necesario abrir espacios de discusión con ellos y construir conjuntamente una visión con sentido para los estudiantes.
Solicitar al ambiente de aprendizaje que comparta y visibilice esa visión que construimos en conjunto y mantenerla vigente en los espacios de reunión del ambiente de aprendizaje.
Preguntar al ambiente de aprendizaje por los logros frente a la visión que se tenía al final de año/ semestre/ciclo.
Las relaciones se construyen todos los días, pero es importante ser intencional en construirlas. Para hacerlo es necesario llevar acciones a la práctica. Una relación de confianza y cuidado es aquella en la que nos preocupamos por el bienestar del otro y creemos y sentimos que el otro se preocupa por nuestro bienestar. Esto implica que valoremos al otro como persona, así tengamos creencias, características y saberes diferentes. Esto se hace al escuchar y tener en cuenta las perspectivas de los demás y reconocer que podemos dialogar e identificar intereses comunes, así tengamos algunos desacuerdos.
Las relaciones de confianza y cuidado entre el ambiente de aprendizaje y nosotros, las madres, padres y cuidadores no necesariamente surgen de manera espontánea. Entonces es importante sugerirles a las instituciones educativas que dediquen, desde el inicio del año, recursos (por ejemplo: tiempo, dinero y personal) para planear actividades y estrategias, más allá de las escuelas de padres o de familia, que estén dirigidas explícitamente a construir y mantener relaciones positivas con nosotros y que cuenten con nuestro apoyo para crear los espacios y asistir a las actividades propuestas.
Las relaciones de confianza y cuidado se hacen evidentes en acciones sencillas como llamarnos por el nombre, enviar una nota en la que se ofrezca ayuda cuando se sabe que la otra persona pasa por alguna dificultad, o hacer una llamada para resaltar y agradecer el apoyo por algún logro que haya obtenido el estudiante. Son actos sencillos pero importantes que se van interiorizando con la práctica constante.
Acciones donde todos aportan para fortalecer las relaciones.
Las relaciones de confianza y cuidado se pueden construir y fortalecer a través de estrategias, acciones o prácticas como las que se describen a continuación, desde lo que podemos aportar como familias, nuestras hijas e hijos como estudiantes, y también lo que pueden hacer los docentes y las directivas.
Familias
- Participar en las actividades del ambiente de aprendizaje partiendo de la idea de que familia y escuelas son un equipo y tenemos el interés común de lograr el bienestar y desarrollo positivo de los estudiantes.
- Cuidar la comunicación, incluso cuando se presenten situaciones que nos enojan o frustran. Por ejemplo, expresando nuestras preocupaciones de manera clara, pero sin hacer daño a otros miembros de la comunidad educativa con nuestras palabras o acciones.
- Expresar muy claramente nuestras necesidades al ambiente de aprendizaje y las formas en las que este nos puede contactar y acompañar.
Niñas, niños y adolescentes
- Reconocerse como punto articulador de la alianza y vincular a los docentes con los miembros de su familia.
- Participar en los espacios que existan para conectar a la familia con el ambiente de aprendizaje, desde reuniones hasta eventos deportivos, bazares, presentaciones musicales y teatrales, entre otros.
- Contar a su familia sobre su experiencia escolar, lo que aprende, quiénes son sus profesores, qué le gusta y qué no le gusta del ambiente de aprendizaje.
Directivos, orientadores escolares, administrativos y personal de servicio
- Planear de manera explícita actividades destinadas específicamente a construir lazos de confianza. Estas actividades deben ser divertidas y atractivas para las familias (por ejemplo, actividades culturales o deportivas del interés de madres, padres y cuidadores de acuerdo con el contexto).
- Promover esfuerzos para conocer y valorar lo que pueden aportar las familias desde su conocimiento y experiencia.
- Demostrar que el conocimiento y experiencia de las familias es valioso. Por ejemplo, abrir espacios en los que las familias lideren talleres para el resto de la comunidad educativa.
- Mostrar de manera auténtica a madres, padres y cuidadores que son bienvenidos en el ambiente de aprendizaje. Por ejemplo, tener un espacio de atención a las familias que siempre esté abierto e invitarlas a que se acerquen, no solo cuando tengan quejas y reclamos.
- Mantener una interacción cálida con madres, padres y cuidadores. Por ejemplo, llamándolos por su nombre y teniendo conversaciones respetuosas, incluso en momentos de tensión.
- Involucrar a todos los que trabajan en esta alianza en un esfuerzo de generar conexiones sociales valiosas, con la conciencia de que la forma en la que nos relacionamos los adultos repercute como ejemplo en las relaciones de las niñas, niños y adolescentes.
Docentes
- Darse a conocer: enviar una carta a las madres, padres y cuidadores al inicio del año en donde se presenten y expongan qué canales de comunicación pueden usar.
- Utilizar en todas las comunicaciones un lenguaje amigable, cercano y comprensible con madres, padres y cuidadores.
- Comunicar no solamente los aspectos negativos (para llamar la atención de algo que pasó con el niño), sino también los positivos (por ejemplo, los logros del niño). Incluso en situaciones problemáticas es importante resaltar primero las cualidades, habilidades o logros del estudiante.
- Tener una comunicación planeada, no reactiva y un contacto semanal con los papás.
- Cuando haya situaciones difíciles de manejar o retadoras con los estudiantes en las que el ambiente de aprendizaje decida involucrar a madres, padres y cuidadores, mantener una actitud de colaboración más que de reproche o ataque. Por ejemplo, iniciar las conversaciones con ellos expresando cuánto se valora que la familia haga parte de la comunidad educativa e invitándolos a que trabajen juntos para buscar soluciones a los asuntos que en ese momento preocupan.
- Realizar juegos de roles donde se invite a las madres, padres y cuidadores a que asuman el papel de sus hijas e hijos y asistan a sus clases por un día.
- Propiciar actividades en casa que generen involucramiento parental e información útil para apoyar el desarrollo de los estudiantes.
Personal administrativo, de apoyo y de servicio
- Asegurarse de que los momentos de encuentro con estudiantes y padres de familia sean espacios agradables que generen confianza e interés de continuar vinculados.
- Conocer a los estudiantes y darse a conocer.
- Saludar a las familias cuando estén en el ambiente de aprendizaje, presentarse y contarles cómo pueden contar con usted desde su puesto de trabajo.
- Ser muy conscientes de que desde la oficina, la portería, la enfermería o el transporte se están tejiendo lazos con los estudiantes y sus familias y que está en sus manos fortalecerlos.
Tenemos mucho que hablar y mucho más por escuchar. Si pensamos en el ambiente de aprendizaje como un aliado de nuestra familia, compartimos con docentes y directivos un tema que nosotros conocemos muy bien: nuestras hijas e hijos.
Si ya estamos trabajando con el ambiente de aprendizaje, además de hablar de nuestras niñas, niños y adolescentes, tenemos una meta en común que es su bienestar y desarrollo integral. Para lograr esta meta es clave la comunicación en doble vía: del colegio hacia la familia y de la familia hacia el ambiente de aprendizaje.
Esta comunicación requiere un esfuerzo intencional de ambos lados y poner en juego nuestras habilidades sociales y emocionales, como la escucha al otro de manera auténtica y genuina, conectar con él entendiendo la situación que vive e intentando comprender su punto de vista, expresando lo que sentimos y aspiramos para nuestros hijos.
Comunicarnos con el ambiente de aprendizaje implica reconocer el trabajo del docente y los retos que este tiene y que la mirada del colegio para nosotros, madres, padres y cuidadores, sea apreciativa y reconozcan nuestra labor. Eso implica dejar los juicios de lado para creer y confiar en el otro, como profesor o como padres.
Esta comunicación en doble vía se basa en el principio del cuidado por el otro, por esto es esencial que sea proactiva y no reactiva. Es decir, que como madres, padres y cuidadores no solamente nos comuniquemos con el ambiente de aprendizaje cuando hay quejas y problemas, sino que haya una interacción frecuente y fluida en el día a día. Así mismo, que el ambiente de aprendizaje esté en contacto con la familia para comunicar de manera constante el desarrollo de la actividad escolar y que recibamos comunicaciones del ambiente de aprendizaje para felicitarnos por el buen desempeño de nuestras hijas e hijos, así como para discutir las dificultades que se presenten.
Podemos sugerir al ambiente de aprendizaje diseñar en conjunto un proceso de comunicación planeado, donde los docentes, madres, padres y cuidadores nos demos el tiempo para pensar qué necesita el otro en cuanto a información de la institución, de los estudiantes y descripción de situaciones. Esto puede resolver los conflictos de manera oportuna, incluso antes de que estos se presenten.
Un esfuerzo conjunto de la comunidad educativa debe dirigirse a darnos voz y escucharnos auténticamente, oír nuestras propuestas, conocer nuestros intereses y preocupaciones y, además, orientarnos sobre cómo podemos aportar en el ambiente de aprendizaje.
Por lo general, quien inicia el proceso de comunicación es el ambiente de aprendizaje, pero es muy importante que como familia sepamos cuales son los medios y mecanismos para comunicarnos. Por ejemplo, horarios de reunión con los profesores, correos electrónicos y teléfonos establecidos, explicación sobre cómo funcionan y qué respuesta podemos esperar cuando los utilicemos.
Para establecer una comunicación de doble vía entre el ambiente de aprendizaje y la familia, los diferentes actores pueden recurrir a estrategias, acciones o prácticas como las que se presentan a continuación:
Familia
- Conocer al director del ambiente de aprendizaje y a los docentes de nuestras hijas e hijos, así como la forma de contactarlos y comunicarse con ellos.
- Asistir a los eventos, cursos, talleres e integraciones promovidas por el ambiente de aprendizaje.
- Establecer contacto con los docentes y preguntarles sobre formas de apoyar el aprendizaje y compartir información sobre su hijo (por ejemplo, sobre sus gustos e intereses).
- Promover espacios de integración con otras familias. Por ejemplo, paseos en bicicleta o salidas a un parque, donde todos estén incluidos.
- Conocer y hacer uso de las instancias de participación escolar.
- Conversar con nuestras hijas e hijos sobre el ambiente de aprendizaje, sus profesores, sus compañeros y su desempeño académico.
- Estar dispuesto a apoyar las actividades escolares desde los propios saberes y experiencias. Por ejemplo, si disfrutamos cocinar podemos apoyar con el refrigerio en algunas reuniones, o si tenemos una experiencia interesante podemos sugerir compartirla con los estudiantes.
- Si hay dificultades con un profesor, mantener una actitud de diálogo calmado en lugar de armar escándalos o peleas dentro de la institución.
Niñas, niños y adolescentes
- Recordar a sus cuidadores sobre eventos que el ambiente de aprendizaje desarrolle y en los que se invite a las familias a participar.
- Desarrollar medios de comunicación que sean útiles para ejercicios de clase, pero también para generar lazos como comunidad. Pueden hacer perfiles de las profesoras y de las madres o investigar cosas que suceden en la comunidad.
- Propiciar conversaciones entre sus docentes y sus familias sobre su desempeño y su desarrollo.
- Las entregas de boletines lideradas por los estudiantes son una estrategia muy útil para articular a los docentes y padres en una conversación orientada por los estudiantes.
Directivos
- Planear la comunicación desde el inicio del año, estableciendo un sistema claro de comunicación entre el ambiente de aprendizaje y la familia y viceversa, y utilizando medios que son efectivos tanto para las familias como para los profesores.
- Entregar comunicados formales a madres, padres y cuidadores donde se informe sobre los avances relacionados con decisiones que se hayan tomado previamente en conjunto.
- Ser breve y conciso con la comunicación escrita. Utilizar un lenguaje que sea fácil de comprender para madres, padres y cuidadores.
- Permitir espacios informales de comunicación, como estar presentes en la entrada del ambiente de aprendizaje justo antes del inicio de la jornada para saludar y hablar con las madres, padres y cuidadores que se acerquen.
- Pedirles a los docentes que elijan al menos dos familias al mes para hacer llamadas positivas y un reporte de los logros y avances de los estudiantes.
- Ofrecer espacios de formación y/o discusión a los docentes para aprender a comunicarse de manera efectiva con las familias. Por ejemplo, llevar a cabo formaciones para desarrollar habilidades de escucha activa y comunicación asertiva o discusiones sobre qué les ha funcionado y qué no para abordar conversaciones difíciles con madres, padres y cuidadores frustrados o enojados. En esta misma línea resulta interesante hacer talleres de comunicación con las familias.
- Realizar eventos como “café con el rector” o “integración de familias” que fortalezcan la relación y sean una buena oportunidad para compartir información relevante para madres, padres, cuidadores y docentes.
- Es importante la identificación de madres, padres y cuidadores con capacidad de influir en otros para que sean enlace con la comunidad de padres en general. También motivar la vinculación de los padres en los espacios de participación establecidos por la ley, no solo para cumplir con un requisito, sino para promover y trabajar en ellos la alianza familia-ambientes de aprendizaje (consejo de padres, comité de convivencia escolar, comité de alimentación, grupo gestor, entre otros).
Docentes
- Al principio del año contarle a los padres que espacios de participación tiene el ambiente de aprendizaje y preguntarles en qué actividad y proceso del ambiente de aprendizaje les gustaría participar. Plantear una lista de posibles opciones incluyendo espacios formales (por ejemplo, el Comité de Convivencia y el Consejo Directivo) e informales ( por ejemplo, en algunos colegios la Asociación de Padres, espacios de voluntariado para apoyar salidas pedagógicas o actividades deportivas).
- Al inicio del año, involucrar a las madres, padres y acudientes en la planeación académica. Por ejemplo, informando sobre lo que aprenderán los estudiantes durante el año y abriendo espacios para que las madres y padres aporten ideas adicionales (por ejemplo, algunos pueden tener a la mano recursos útiles para apoyar las temáticas que se van a trabajar).
- Planear con los directivos alguna manera de recoger información sobre las características, habilidades y experiencias de las familias. Enfocarse en las fortalezas de los padres y en lo que pueden aportar a la comunidad.
- Hacer uso de la información recogida sobre las características, habilidades y experiencias de las familias para convocar a las madres, padres, acudientes y cuidadores a colaborar en actividades que se desarrollen en el salón de clases. Por ejemplo, invitarlos a apoyar los procesos de orientación vocacional de los estudiantes de décimo y once o a ofrecer capacitaciones desde sus saberes y experiencias.
- Hacer saber a las familias, de manera explícita, que su participación es valorada en el ambiente de aprendizaje. Por ejemplo, agradeciendo cuando acuden para expresar ideas, sugerencias y preocupaciones.
- Invitar a madres, padres y acudientes a acompañar y liderar la Escuela de Familia.
- Delegar a las familias la inducción a madres, padres y cuidadores que se vinculan al ambiente de aprendizaje para facilitar su adaptación a la nueva comunidad educativa.
Personal administrativo, de apoyo y de servicio
- Estar muy atentos al plan de acción conjunta y ayudar a que docentes y madres, padres y cuidadores lo conozcan.
- Apoyar a docentes y directivos con información para el desarrollo de boletines y otros medios de comunicación que se hayan elegido.
- Hacer seguimiento a los esfuerzos de comunicación establecidos por el ambiente de aprendizaje.
- Facilitar y agilizar los procesos administrativos que involucren a madres, padres y cuidadores.
- Ser proactivos ante situaciones de conflicto que se presente y activar las rutas propicias para que dichos conflictos se atiendan.
Pertenecer, ser parte de algo más grande, apropiarse de los espacios de la vida es una necesidad psicológica importante. Nos referimos a “nuestros hijos” y ellos hablan de “mi ambiente de aprendizaje” con la seguridad de que es algo propio o un lugar al que pertenezco. Los ambientes de aprendizaje son un lugar que acoge y permite la participación, es un escenario que nos hace sentir pertenecientes, vinculados.
Nuestras posibilidades de participación como padres, madres y acudientes son amplias y, en ocasiones, se simplifica para hablar de asistencia a reuniones, presencia en eventos o entrega de boletines. En este kit revisamos que la participación también se refiere a “ser parte de”. Es decir, implica sentido de pertenencia y una acción conjunta, consciente e intencionada. Así, la participación abre paso a una búsqueda por parte de todos los miembros de la comunidad escolar de trabajar de manera conjunta, escuchar opiniones y establecer y discutir el desarrollo de planes de acción. “Ser parte de” genera procesos de corresponsabilidad donde los logros y el cumplimiento de objetivos son tan importantes como la búsqueda de soluciones a los problemas.
Como madres, padres y cuidadores, hay varias formas en las que pueden aplicar el Decreto Número 0459 de 2024 y velar por su cumplimiento en las instituciones educativas:
1. Participación activa: Estar informados sobre los derechos y responsabilidades establecidos en el decreto y participar activamente en las instancias de participación de la comunidad educativa, como las asociaciones de padres de familia y el Consejo Directivo
2. Colaboración con la institución educativa: Colaborar con la institución educativa en la implementación de la Alianza Familias-Ambientes de aprendizaje, asistiendo a las escuelas para madres, padres, cuidadores y representantes legales, y participando en las actividades programadas para fortalecer la relación entre la familia y la escuela
3. Conocimiento de los compromisos: Conocer y cumplir los compromisos establecidos anualmente en colaboración con la comunidad educativa, participando en la definición de acciones y temáticas prioritarias para el año académico
4. Vigilancia y seguimiento: Estar atentos al cumplimiento de los compromisos por parte de la institución educativa, participando en el seguimiento de la participación y aplicando los compromisos adicionales en caso de incumplimiento, siguiendo el debido proceso con garantías universales
Al participar de manera activa, colaborativa y vigilante en los procesos educativos de sus hijas e hijos, las madres, padres y cuidadores pueden contribuir significativamente a la implementación efectiva del decreto y al desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes en las instituciones educativas.
Como educadores iniciales de los niños, la Unesco en un informe que se encuentra en los enlaces de interés nos dice que nuestra participación en la educación logra mejoras significativas en el desempeño escolar y en el desarrollo socioemocional.
Tenemos al estudiante como centro de esta relación de participación, por lo que madres, padres, acudientes, cuidadores, docentes y directivos conformamos un equipo en pro de su desarrollo. Cuando se habla de una alianza familia-ambientes de aprendizaje y de la importancia de la participación, se reconoce que la vida estudiantil transcurre la mayor parte del tiempo en el escenario escolar y que es allí donde se quiere que participemos madres, padres y cuidadores.
La participación de las familias en el escenario escolar implica la intención genuina del ambiente de aprendizaje de incluirnos en los procesos de toma de decisiones y en las acciones de la institución educativa.
Esto implica un reconocimiento de que somos interlocutores válidos, que compartimos información valiosa (por ejemplo, información sobre los estudiantes que puede ser útil para conocerlos mejor) o ideas y aportes útiles desde su formación, experiencia, conocimientos y habilidades (por ejemplo, apoyo en la construcción de un escenario para la presentación de final de año o ideas y acompañamiento en salidas pedagógicas).
Adicionalmente, puede ser útil solicitar espacios de formación para las madres, padres, acudientes y cuidadores relacionadas con nuestro papel en el proceso de aprendizaje de los estudiantes.
La participación familiar en los ambientes de aprendizaje debe ser auténtica y autónoma y debe ser corresponsable. Roger Hart hizo una adaptación de la escalera que Sherry Arnstein planteó en 1968 para la participación ciudadana. Recorrer la escalera con el ratón del computador nos permite identificar qué significa cada peldaño en la escalera de participación y revisar qué tipo de participación estoy teniendo en mi ambiente de aprendizaje como madre, padre, cuidador o acudiente. En los primeros peldaños, hay procesos que ellos denominaron participación “engañosa”, un poco más arriba está la participación “simbólica” y, finalmente, está la participación “real”, en la que todos los que participan tienen poder de decisión, es decir, voz y voto. Cada una de ellas se explora más adelante y es importante tener en cuenta que la imagen de la escalera es relevante en cuanto a que comenzamos en los primeros escalones y vamos ascendiendo y teniendo procesos reales de participación, pero los escalones que no definimos como participación pueden ser ejercicios que nos permitan ir ascendiendo en la escalera hacia una participación genuina, las familias tienen el poder de buscar formas de participación reales y nuestro papel como madres, padres y cuidadores es muy relevante en la construcción de este escenario de participación.
Para comprender un poco más esta escalera puedes recorrerla con el ratón y hacer clic sobre cada escalón para encontrar ejemplos. Intenta identificar en qué nivel está la participación en tu contexto y piensa en otros ejemplos de situaciones que reflejan cada nivel. Si encuentras que en tu ambiente de aprendizaje están en los primeros escalones significa que hay un camino interesante por recorrer y en el que puedes aportar.
Participación
Participación Ciudadana
En este nivel, las relaciones se han consolidado y la participación alrededor del colegio está fortalecida. Por eso es posible que el colegio, los directivos, las familias y los estudiantes se articulen con la comunidad cercana al colegio e identifiquen retos sociales a los que es posible responder desde las capacidades propias de la comunidad escolar. Cuando se alcanza este nivel se habla de alianza familia-colegio-comunidad.
Alianza
Es esencial que madres, padres, cuidadores, docentes y directivos se reconozcan como sujetos fundamentales de la alianza y no como un obstáculo o amenaza para los demás. En este nivel no hay nadie que delegue su responsabilidad y hay un ejercicio muy valioso de regulación mutua. Hay dos aspectos que son fundamentales en el camino de generar procesos reales de participación. El primero es apoyar a las madres, padres y cuidadores a identificar su rol en esta alianza y aquello que pueden hacer desde su casa para fortalecer el proceso de aprendizaje y el bienestar de la niña o niño o adolescente, así como la forma de participar en el colegio. El segundo aspecto consiste en sistematizar los conocimientos, saberes, experiencias y habilidades de la comunidad educativa para establecer una red funcional. Esto quiere decir: conocer a fondo quiénes son parte de esa comunidad e identificar qué pueden aportar. Por ejemplo, un padre que es carpintero puede construir muebles para la biblioteca, o una madre que sabe de nutrición puede dar un taller a las niñas y niños y a sus familias.
Delegación
Este nivel busca que toda la comunidad escolar se sienta representada en las instancias escolares de decisión. Para esto, el colegio debe contar con mecanismos de elección de los representantes; además, los docentes, estudiantes y madres, padres y cuidadores deben estar en disposición de ser representantes y elegir a los mejores. En este nivel se da una participación real, cada miembro de la comunidad educativa asume roles de gestión y se hace responsable del cumplimiento de metas. Cuando se da una participación de esta forma, el respaldo a las decisiones del colegio es mayor porque, además de consultar, las madres, padres, cuidadores, directivos, orientadores, personal administrativo y docentes trabajan hombro a hombro por conseguir los objetivos planeados de forma conjunta y con responsabilidades compartidas.
Representación
Colaboración
La escalera de Hart(2) habla de acciones iniciadas por los adultos con decisiones compartidas con los niños. Romagnoli y Gallardo(3) le dan a este nivel el título de “colaboración”. En este nivel, los ambientes de aprendizaje identifican espacios y actividades donde madres, padres y cuidadores pueden aportar (por ejemplo, leer un cuento, hablar de sus actividades, contar una historia del lugar de donde vienen, colaborar con el bazar del colegio) y, una vez identificados estos espacios y actividades, invita a los padres a participar de manera estructurada. Por su lado, las madres, padres y cuidadores pueden estar atentos a sugerir otros espacios de colaboración o a poner en conocimiento del colegio sus habilidades y saberes. Muchos de los procesos de participación se dan a este nivel.
Consulta
En este peldaño los padres son consultados antes de que los ambientes de aprendizaje tomen decisiones. La consulta es una herramienta de gestión y seguimiento muy importante en los procesos de administración escolar. En este nivel, el ambiente de aprendizaje muestra un interés real por conocer qué piensan los padres. Esta información, si se recaba disciplinadamente a través de los años, puede mostrar cómo los ambientes de aprendizaje atienden las necesidades que los padres manifiestan y, además, puede respaldar procesos de mejora continua. Para esto, los ambientes de aprendizaje deben desarrollar una encuesta que se aplique año tras año y se procese como insumo de la planeación escolar. La responsabilidad de los padres, en este caso, es responder las preguntas de manera clara y honesta.
Información
En este escalón los padres tienen información necesaria sobre ambiente de aprendizaje, conocen reglamentos, cronogramas, programas escolares, resultados de sus hijas e hijos y espacios de participación. Este conocimiento resulta importante para entender la escuela y opinar sobre esta. Cuando se habla de información es el ambiente de aprendizaje el que inicia el proceso. Los principales agentes de información son los docentes y directivos, ellos deben planear la comunicación de tal forma que las familias se enteren de lo que sucede en el ambiente de aprendizaje. Las madres, padres y cuidadores, en este nivel, están comprometidos con estar atentos a la información que provee el ambiente de aprendizaje y, a su vez, en dar al ambiente de aprendizaje toda la información relevante sobre su hija o hijo.
No Participación
Participación simbólica
El tercer escalón se refiere a la “participación simbólica”. Esto se da, por ejemplo, cuando el ambiente de aprendizaje invita al show escolar anual, los padres asisten y disfrutan, y los docentes agradecen su presencia. Eventos como estos son necesarios y permiten crear vínculos, pero no una participación real.
Utilización
En este segundo escalón que Hart(2) llama decoración, es posible que estudiantes, docentes, madres, padres y cuidadores trabajen de manera conjunta, pero la actividad que desarrollan es decorativa y no logra ningún impacto real en el ambiente de aprendizaje. Por ejemplo, una actividad en la que se dibujan carteles o pósteres alusivos a la convivencia no necesariamente genera cambios de fondo en las relaciones entre los miembros de la comunidad.
Manipulación
En el primero se organiza una actividad para hacer ver que, por ejemplo, “todos los padres asistieron”, pero en realidad la razón por la cual las personas asistieron es porque se les ofrece un estímulo o se hace una amenaza por su inasistencia.
A continuación presentamos algunas acciones para promover y mantener una participación efectiva de madres, padres, acudientes y cuidadores en el ambiente de aprendizaje. El proceso de participación se inicia con una buena información, pero como meta a largo plazo se quiere que, además de estar informados, participemos en las decisiones del ambiente de aprendizaje. Este es un proceso que se da paulatinamente y los ejemplos que se plantean buscan iniciarlo y dinamizarlo. Hay ejemplos de representación y de participación real.
Familias
- Participar en las actividades del ambiente de aprendizaje partiendo de la idea de que familia y escuelas son un equipo y tenemos el interés común de lograr el bienestar y desarrollo positivo de los estudiantes.
- Cuidar la comunicación, incluso cuando se presenten situaciones que nos enojan o frustran. Por ejemplo, expresando nuestras preocupaciones de manera clara, pero sin hacer daño a otros miembros de la comunidad educativa con nuestras palabras o acciones.
- Expresar muy claramente nuestras necesidades al colegio y las formas en las que este nos puede contactar y acompañar.
Niñas,niños y adolecentes
- Reconocerse como punto articulador de la alianza y vincular a los docentes con los miembros de su familia.
- Participar en los espacios que existan para conectar a la familia con el ambiente de aprendizaje, desde reuniones hasta eventos deportivos, bazares, presentaciones musicales y teatrales, entre otros.
- Contar a su familia sobre su experiencia escolar, lo que aprende, quiénes son sus profesores, qué le gusta y qué no le gusta del ambiente de aprendizaje.
Directivos
- Planear de manera explícita actividades destinadas específicamente a construir lazos de confianza. Estas actividades deben ser divertidas y atractivas para las familias (por ejemplo, actividades culturales o deportivas del interés de madres, padres y cuidadores de acuerdo con el contexto).
- Promover esfuerzos para conocer y valorar lo que pueden aportar las familias desde su conocimiento y experiencia.
- Demostrar que el conocimiento y experiencia de las familias es valioso. Por ejemplo, abrir espacios en los que las familias lideren talleres para el resto de la comunidad educativa.
- Mostrar de manera auténtica a madres, padres y cuidadores que son bienvenidos en el ambiente de aprendizaje. Por ejemplo, tener un espacio de atención a las familias que siempre esté abierto e invitarlas a que se acerquen, no solo cuando tengan quejas y reclamos.
- Mantener una interacción cálida con madres, padres y cuidadores. Por ejemplo, llamándolos por su nombre y teniendo conversaciones respetuosas, incluso en momentos de tensión.
- Involucrar a todos los que trabajan en esta alianza en un esfuerzo de generar conexiones sociales valiosas, con la conciencia de que la forma en la que nos relacionamos los adultos repercute como ejemplo en las relaciones de las niñas, niños y adolescentes.
Docentes
- Darse a conocer: enviar una carta a las madres, padres y cuidadores al inicio del año en donde se presenten y expongan qué canales de comunicación pueden usar.
- Utilizar en todas las comunicaciones un lenguaje amigable, cercano y comprensible con madres, padres y cuidadores.
- Comunicar no solamente los aspectos negativos (para llamar la atención de algo que pasó con el niño), sino también los positivos (por ejemplo, los logros del niño). Incluso en situaciones problemáticas es importante resaltar primero las cualidades, habilidades o logros del estudiante.
- Tener una comunicación planeada, no reactiva y un contacto semanal con los papás.
- Cuando haya situaciones difíciles de manejar o retadoras con los estudiantes en las que el ambiente de aprendizaje decida involucrar a madres, padres y cuidadores, mantener una actitud de colaboración más que de reproche o ataque. Por ejemplo, iniciar las conversaciones con ellos expresando cuánto se valora que la familia haga parte de la comunidad educativa e invitándolos a que trabajen juntos para buscar soluciones a los asuntos que en ese momento preocupan.
- Realizar juegos de roles donde se invite a las madres, padres y cuidadores a que asuman el papel de sus hijas e hijos y asistan a sus clases por un día.
- Propiciar actividades en casa que generen involucramiento parental e información útil para apoyar el desarrollo de los estudiantes.
La participación y la comunicación son procesos que requieren de espacios y herramientas para concretarse. Las herramientas puntuales para comunicar y transferir información a un grupo son llamadas medios de comunicación. Los espacios donde se dan esos procesos de participación y estructuración de las relaciones son llamados escenarios de participación. A continuación presentamos una tabla que plantea ejemplos puntuales de algunos medios y escenarios que pueden ser útiles para dinamizar la participación y a los que se pueden recurrir para establecer metas comunes, construir y mantener relaciones de confianza y cuidado.
Los medios formales son la voz oficial del ambiente de aprendizaje, tienen un propósito definido y una periodicidad clara.
Aquí se pueden incluir circulares y boletines informativos mensuales. Estos se pueden utilizar cuando no se cuente con medios de comunicación virtuales, pues estos últimos suelen ser más económicos y viables de mantener a lo largo del tiempo.
Estos incluyen la página web del ambiente de aprendizaje, los boletines virtuales, foros virtuales o espacios de interacción con el resto de la comunidad educativa de manera virtual con frecuencia y horarios preestablecidos. La virtualidad ofrece la posibilidad de interacción y de concretar la comunicación en doble vía, pero exige una persona encargada de monitorear las interacciones y ofrecer respuestas apropiadas.
Las reuniones son un medio para establecer metas comunes, hacer planeación al inicio del año y aprovechar las entregas de boletines académicos de los estudiantes para establecer contacto adicional con las familias. Son un medio tradicional muy usado, exigen coordinación, tiempos de planeación y desplazamiento por parte de las familias. En este sentido, no siempre es fácil contar con la asistencia de las madres, padres y cuidadores. La tecnología plantea la posibilidad de reuniones virtuales o híbridas que pueden ser más frecuentes y con contactos más enfocados para cada familia.
Los mensajes de texto son una herramienta sencilla y de fácil acceso que puede ayudar a los padres a involucrarse en la educación de sus hijos e incidir en su rendimiento escolar. Se pueden usar para convocatorias, en apoyo académico y socioemocional.
Los torneos deportivos, los clubes de lectura, el libro viajero, las comunidades de aprendizaje y las escuelas de familias son espacios donde se comparte un interés y se crean lazos positivos.
Son un medio de contacto muy básico y efectivo; si se usan deben ser breves y tener en cuenta que deben ser positivas y amables. Usualmente se dan cuando hay problemas graves o quejas que se deben solucionar, pero una llamada para dar realimentación positiva sobre un estudiante es un factor que cohesiona mucho la comunidad escolar.
Son explícitos y conocidos por toda la comunidad escolar, son abiertos a la participación representativa de todos y se realizan a partir de un objetivo determinado, con una estructura clara y una programación previa.
Son momentos en los que el docente está disponible para recibir y hablar con las madres, padres o cuidadores. Es importante que estos espacios se utilicen para retroalimentación positiva y no se usen de manera exclusiva para solucionar problemas.
El Comité de Convivencia, el Consejo Escolar o la Asamblea y el Consejo de Padres, donde confluyen miembros representativos de toda la comunidad escolar, son escenarios que ya se han diseñado para generar procesos de participación. También en algunos colegios se han organizado voluntariamente Asociaciones de Padres y Madres de Familia.
Son oportunidades de encuentro fundamentales para cimentar la alianza, donde el ideal es que estudiantes, directivos, docentes, psicólogos, orientadores y madres, padres y cuidadores establezcan metas de trabajo conjunto.
Tienen una estructura flexible y se pueden abrir de acuerdo con la creatividad de las familias y otros miembros de la comunidad escolar. Su estructura flexible permite fortalecer las relaciones.
Lunadas, caminatas, juegos deportivos y paseos culturales son muy valiosos para generar cohesión. Además, tienen un bajo costo y ayudan a consolidar relaciones.
Por parte de las madres, padres y cuidadores para interactuar con los compañeros de sus hijos e hijas, leyendo un libro, contando una experiencia o haciendo una actividad que los involucre a todos.
Estos medios han cobrado valor, pues la virtualidad se ha instaurado como una posibilidad de generar permanencia escolar y se concibe ahora como posible el aprendizaje de niños, niñas y adolescentes desde casa. Esta posibilidad subraya la importancia de establecer una alianza familia-ambientes de aprendizaje, pues las familias y los docentes han abierto las puertas de su hogar a este escenario virtual de la escuela: nos vemos más humanos desde un contexto más íntimo. Las familias han sido testigos del aprendizaje de sus hijas e hijos, de la labor del maestro y los retos que esto representa. Los maestros han tenido que actualizar sus grupos de WhatsApp y usar toda su creatividad para conectar.
Algunos aprendizajes de esa experiencia virtual son:
La cobertura de celulares ha crecido y nos permite en muchos contextos interactuar mejor entre familias y ambientes de aprendizaje.
Es posible hacer reuniones virtuales con madres, padres, acudientes y cuidadores, evitando, por ejemplo, en las grandes ciudades, el desplazamiento y flexibilizando horarios. Estas reuniones pueden quedar grabadas para ser vistas por todos.
Se pueden hacer formaciones con las familias y han aparecido un sinnúmero de recursos para este tipo de formación.
Las hijas e hijos han sido un apoyo para los padres en el tema tecnológico.